La experiencia de ser padres está siempre llena de alegrías y miedos. Así también ha sido con nuestro segundo hijo y la búsqueda de sala cuna.
Por suerte para nosotros, el miedo de dejar a nuestro Nico en otras manos duró apenas horas. La alegría que vemos en su cara cuando llega a su jardín y se va en brazos de las tías, es tranquilidad cada día… verlo crecer, aprendiendo con cariño y el cuidado necesario.
¡Infinitas gracias por el cariño y trabajo diario a la familia Upita!