Mi nombre es Macarena y soy mamá de Gustavo – o como le dicen sus tías, el ratón blanco o Gusi. Mi pequeño entró a Upita cuando tenía 6 meses y, como cualquier mamá primeriza, tenía las típicas aprensiones – cómo lo iban a tratar, si lograría adaptarse, etc. Obviamente uno siempre busca el mejor lugar antes de entregar el tesoro más grande que tiene, y para mí, Upita ha sido lo mejor.

Desde un principio ha sido un segundo hogar para mi pequeño, con tías que lo respetan, lo cuidan y lo quieren, que le han ensenado a compartir y que hacen actividades para que tenga un desarrollo personal y psicomotor acorde a su edad. En Upita encontramos un lugar seguro, con un ambiente lleno de alegría y con el que puedo sentirme tranquila cuando estoy trabajando, sabiendo que cualquier cosa que suceda, hay tías que están totalmente capacitadas para reaccionar de una forma adecuada, ya que su directora siempre está preocupada de tener el mejor equipo trabajando para nuestros hijos ya que no son un número más si no son sus pequeños y el jardín su hogar .

Si me preguntan, lo recomiendo a ojos cerrados, ya que para mí es como una familia que siempre está ahí para brindarte una mano, y me siento feliz de que seamos parte de esta gran familia.